viernes, 29 de febrero de 2008

Día 9: Puerto Madryn

Hoy nos volvemos a levantar temprano, nos vamos de excursión a la Península Valdés, todo el día.
La excursión la contratamos a través del hostel y nos pasan a recoger en dos furgonetas renault kangoo 4x4, en una irán las mujeres y en otra los hombres. El responsable es Leandro un chico genial, que se llevó aun ayudante para conducir la segunda furgoneta.
Nos dirigimos a Península Valdés por la misma carretera o camino por el que fuimos el día anterior con las bicicletas. Se lo comentamos a Leandro y se echaba las manos a la cabeza diciendo que estábamos locos, en fin, que llegamos a la entrada al Parque Nacional de Península Valdés, se pagaron las entradas y la primera parada fue el Centro de Interpretación del Parque, donde te explican lo que se va a ver en el interior del mismo.
Ahora nos dirigimos a Puerto Pirámides, para embarcar e ir a ver si podemos avistar a alguna ballena. Llegamos a Puerto Pirámides, una especie de aldea en la que no hay absolutamente nada, excepto un par de hosteles, un par de bares y alguna agencias que organizan navegaciones para ver las Ballenas Francas Australes. Llegamos a la que nos llevó Leandro y entablamos conversación con un viejo lobo de mar, el sr. Mariano Van Geldere, "EL REY DE LAS BALLENAS", que te cuenta historias de como se vivía antaño y de como era su relación con éstos animales.
Embarcamos y nos dirigimos al interior de la bahía donde hay mas posibilidades de ver alguna ballena, no obstante nos advierten de que la cosa hoy sería difícil, debido a la mala mar que hacía y a que las ballenas aún están llegando y son pocas todavía.
Mandamos a Jose de vigía a divisar las ballenas, y al cabo de unos minutos observa un chorro de agua emerger con fuerza de la superficie. El capitán se dirige hacia ella a toda velocidad, pero justo antes de llegar, desaparece en el azul. Así transcurrieron un par de intentos, como el gato y el ratón, hasta que por fin pudimos divisar una a la que pudimos ver muy, pero que muy bien.
Es increíble lo grandes y lo frágiles que son a la vez. Estuvimos junto a ésta ballena cerca de veinte minutos, observándola como se sumergía y volvía a emerger para respirar.
Hubo un momento en que paso por debajo de nuestro barco, que estaba parado por supuesto, como observándonos, ahí es donde se puede apreciar la inteligencia y la grandeza de estos animales.
La verdad es que fue una experiencia emocionante e inolvidable. Tuvimos muchísima suerte, ya que no se daban las mejores condiciones para poder verlas. Volvimos a Puerto Pirámides muy contentos por la experiencia que acabábamos de vivir.
Continuamos nuestra marcha, dirigiéndonos ésta vez hacia la Caleta Valdés, un lugar precioso en el que se pueden ver colonias de Elefantes Marinos, Pingüinos de Magallanes (ahora no estaban allí), lobos marinos e incluso Horcas y Delfines. Llegando allí empezó a llover, aunque por suerte se podía llevar.
Nos acercamos al mirador desde donde se pueden observar a distancia y nos marchamos a comer a las furgonetas lo que habíamos comprado el día de antes en el supermercado.
Cuando terminamos de comer nos volvimos de regreso al hostel, tranquilamente observando a los Guanacos que corrían por allí salvajes. Una vez que llegamos y nos pegamos una ducha, decidimos salir a dar una vuelta por el paseo marítimo y comprar algunos recuerdos de nuestra estancia allí. Esa noche decidimos cenar en el hostel, y después relajarnos con unos cubatitas en la sala de estar, escuchando un concierto de guitarra del Joserdo.
Esa era nuestra última noche en Puerto Madryn, al día siguiente salíamos desde Trelew en avión hasta Puerto Iguazú, haciendo escala en Buenos Aires. Los chicos del hostel una vez más nos gestionaron el alojamiento en Puerto Iguazú, y una vez más no nos decepcionaron.

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